Las condiciones de vida en su interior son duras, pero también lo fue el riguroso entrenamiento que recibieron todos los tripulantes del submarino de la Armada argentina Ara San Juan.

Cada uno de los 44 marineros que viajan en el sumergible, con el que se perdió contacto hace una semana, pasó por exigentes pruebas antes de ser seleccionado.

Es por eso que las autoridades confían en que la dura preparación a la que se sometió a los tripulantes les sirva para sobrellevar la falta de espacio y la intensa rutina en el interior del buque, y el estrés al que puedan estar sometidos al encontrarse incomunicados.

En estos momentos se desarrolla una intensa operación de búsqueda en la que participan medios y personal de una decena de países, que se espera ayude a encontrar pronto al submarino ya que, debido a la falta de contacto con el mismo, no se sabe cuánto tiempo de oxígeno, alimentos y energía les quedan a los tripulantes.

A continuación te explicamos cómo es la vida en el interior de este submarino cuya desaparición tiene en vilo a Argentina.

Camas calientes

Mientras unos duermen otros trabajan.

No solo porque no se puede descuidar un submarino cuando viaja por el océano, sino también porque no hay suficiente espacio para que los 44 tripulantes descansen a la vez.

Así lo describe a BBC Mundo el perito naval y vicepresidente de la Liga Naval Argentina, Fernando Morales.

"No hay camas para toda la tripulación por lo cual se usa el sistema de cama caliente. Es decir, cuando una parte de la tripulación trabaja, la otra está descansando", explica Morales.

El experto, quien conoce el ARA San Juan, señala que durante todo el tiempo que dura una expedición la vida de los marinos es muy metódica.

"Las tareas están divididas en labores de navegación, máquinas y operación", detalla Morales.

Menos de dos metros de ancho

En el submarino, añade el experto, no hay lugar para que toda la tripulación esté de pie al mismo tiempo.

El San Juan tiene 66 metros de eslora (largo) y 7,3 de manga (ancho).

"El espacio es muy reducido. Quedan disponibles para toda la tripulación para caminar o para moverse no mucho más de 30 metros (de largo) y no mucho más de metro y medio de ancho porque todo el resto está ocupado por los equipos", describe Morales.

Sin embargo, el perito naval considera que este factor no representa un problema dado que "todos los submarinistas se forman para resistir largos periodos de confinamiento".

El buque partió desde la costa sureña de Ushuaia el pasado 13 de noviembre y tenía previsto llegar a Mar del Plata 10 días después.

Una vez se conoció el "principio de avería" reportado por el San Juan el 15 de noviembre, el día que se perdió el contacto, se instruyó al sumergible tomar la ruta más directa a su destino por lo que debía llegar allí este martes.

Morales añadió que siempre y cuando el buque pueda emerger cada dos o tres días para recargar oxígeno y baterías, el tiempo que pasen los tripulantes sumergidos no será problema.

Además, el ARA San Juan tiene autonomía de 90 días en altamar.

Comer en turnos

La falta de espacio y la necesidad de tener siempre gente realizando diferentes labores obliga a que las comidas también tengan un régimen especial.

Se realizan turnos para cada comida del día de acuerdo a las guardias asignadas que tiene cada tripulante.

Además, se da especial atención a la cantidad de alimentos que ingiere cada submarinista debido a que no tienen mucho espacio para realizar actividades físicas.

"Tienen una dieta bastante balanceada y baja en calorías porque, como tienen la movilidad restringida, se trata de que no pierdan su estado físico durante el viaje", señaló al respecto Fernando Morales.

Qué pasa si hay problemas

Ser parte de la inmersión a bordo de un submarino requiere ser sometido a una serie de pruebas previas.

Después de egresados de las escuelas de oficiales o suboficiales, deben cursar dos años en una escuela de submarinos donde rinden exámenes académicos, físicos, médicos y psicológicos.

El perito naval Morales añade que todos los años deben renovar su habilitación como submarinistas con otras rigurosas pruebas.

El aspecto psicológico no es menor pensando en la posibilidad de que surja algún problema en mitad de una inmersión.

Así lo señala el exoficial Horacio Tobías, quien fue parte de la tripulación del ARA San Juan.

"La formación psicológica del personal submarinista comienza el día 1. Son puestos a prueba periódicamente en distintas situaciones", indicó.

Tobías, en una entrevista con La Nación, añadió que dentro de las pruebas se puede llegar a "respirar gases con más complejos, aire con menos porcentaje de oxigeno o respirar algún gas que pueda haber en el submarino".

"Hay psicólogos y médicos que ven esto en las cámaras de presión donde seleccionan a los que pueden hacer el curso. Todavía no hacen el curso, primero se selecciona si pueden ser aptos. Es muy exigente", concluyó.

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