“Siento que estoy desvacía (sic), que estoy completamente sola, me parece que no me va a entretener nada”.

Es una frase que -seguramente- muchos han visto, compartido, pero sin conocer su origen. Una mujer de mediana edad lamenta el final de su programa favorito. Y lo hace en una nota periodística de Canal 13. 

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La mujer se sentía vacía por el final de “La Madrastra”, la emblemática teleserie de Artura Moya Grau con que el entonces canal del Angelito dio inicio a su área dramática. Una historia que no solo marcó un hito por su sintonía, que llegó a superar los 80 puntos de rating de la época. “A la hora de la madrastra disminuía el tránsito en Santiago, notoriamente, porque la gente estaba instalada viendo el programa”, comenta Patricio Achurra, quien dio vida a Leonello en la historia. En ese entonces, en Chile no existía televisión por cable y los tres canales de televisión existentes no estaban disponibles en todo el territorio nacional. Ni haber de internet. 

“Fue como una bola de nieve. Al principio era mucho éxito, pero después más, más, más, y ya al final uno no podía salir a la calle", recuerda Jael Unger, la encargada de dar vida a Marcia Jones, “La Madrastra”. 

Fue la primera teleserie hecha por una canal, fue la primera a color. Fue la primera con grabaciones en exterior. Fue la primera con escenas grabadas en Estados Unidos. Fue la primera que se centraba en un asesinato y no en un amor imposible. Fue “La Madrastra”. 

Era la historia de Marcia, una mujer que había pasado veinte años en la cárcel por un crimen que no había cometido. Todo se había desatado en un viaje de amigos a EE.UU. Tras escuchar un ruido, Marcia va a la pieza de Patricia, a quien encuentra muerta en el piso. Ella toma el arma que se encontraba junto a la víctima y se desmaya, convirtiéndose en la única sospechosa del crimen. Tras recuperar su libertad, Marcia regresa a Chile para buscar al responsable de la muerte de Patricia. Y, de paso, recuperar a sus hijos, quienes la creían muerta. La mujer termina convertida en la madrastra de Héctor, Luna y Ricardo.  

Era un fenómeno nunca antes visto, en un país donde no existía cultura de telenovelas. Fue tal el impacto de “La Madrastra” que muchas personas creían que los personajes que veían cada tarde eran reales. Las reuniones de apoderados se cancelaban a la hora de la novela. "La gente te lo decía -no como una talla- oiga, no sea tan malo con fulano", recuerda Silvia Santelices. 

“A pomaire llegaban a buscar al padre Belisario. ‘Donde está, me quiero confesar con el’. Y buscaban a Tennison Ferrada, que era el actor que hacía del cura Belisario”, cuenta Gloria Munchmeyer. 

Incluso, cuenta el actor y ex parlamentario Ramón Farías que un hombre lo abordó en la calle pidiéndole trabajo. El tuvo que explicarle que, en realidad, el que buscaba un “junior” era su personaje, Héctor, el hijo de Marcia.

¿Quién mató a Patricia? Fue el enigma que durante meses intrigó a los chilenos. Incluso, el diario La Tercera realizó un concurso, donde la gente mandaba cartas sindicando a quién creían que era el responsable. Y no solo eso: el periódico contaba con un inspector, que día a día analizaba la teleserie tratando de descifrar al culpable.  

La locura por el final fue tal que Arturo Moya Grau y el director Óscar Rodríguez guardaron el final ante notario, para evitar filtraciones. Y decidieron grabar cuatro finales. Uno con un asesino distinto. La elegida fue Estrella, interpretada por Gloria Munchmeyer. 

“Se acerca Óscar Rodríguez y me pasa un sobre, y me dice 'acá está la escena en que se sabe quién es la asesina'. Y como, le dije yo, entonces soy yo. Si, me dijo. Y yo sentí que se me derrumbaba el mundo, porque había tal peso social sobre el asunto que yo me sentí culpable de verdad”, relata. La actriz cuenta que no salió de su casa durante una semana, ante el temor de represalias.  

Pero el final se vio marcado por el reencuentro de Marcia y sus hijos, quienes se enteran que la madrastra, en realidad, era la mamá que creían muerta. 

Al borde de las lágrimas, Jael Unger recuerda: “Yo estoy frente al espejo y ellos dicen: mamá. Por primera vez, de ahí me doy vuelta y ahí es la escena con ellos tres”. 

“La Madrastra” generó tal revuelo que motivó a que TVN lanzara su propia área dramática, inaugurando la denominada “Guerra de las teleseries”. Pero también se transformó en un hito latinoamericano, con cinco versiones hasta la fecha, una de ellas interpretada por Victoria Ruffo, conocida como “la reina de las telenovelas”. 

 

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