Mientras la Justicia en Argentina continúa investigando la sospechosa muerte del fiscal especial Alberto Nisman para determinar si fue un suicidio, un suicidio inducido o un asesinato, una cosa está clara: gran parte de los argentinos cree que nunca se sabrá la verdad.

Nisman murió el 18 de enero, horas antes de declarar contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien acusó de encubrir a los presuntos responsables iraníes del atentado de 1994 contra la sede del centro comunitario Asociación Mutual Israelí de Argentina (AMIA), que dejó 85 muertos.

Según la mandataria, la acusación del fiscal era falsa, y su muerte fue parte de un complot de inteligencia para perjudicar a su gobierno. Dos jueces se excusaron el lunes de investigar la denuncia que había presentado Nisman contra la presidenta.

Si, por algún milagro, la justicia o la policía mostraran un video providencial que registrara la agonía paso a paso (de Nisman), quedaría una enorme proporción de argentinos que seguiría preguntándose cómo lo falsificaron
Martín Caparrós

Una encuesta de la consultora Ipsos realizada una semana después del deceso de Nisman señala que el 68% de los consultados cree que nunca se conocerá la verdad sobre cómo y por qué murió el fiscal.

"Nadie cree las versiones oficiales (...) si, por algún milagro, la justicia o la policía mostraran un video providencial que registrara la agonía paso a paso, quedaría una enorme proporción de argentinos que seguiría preguntándose cómo lo falsificaron", aseguró el escritor y periodista argentino Martín Caparrós en el diario español El País.

¿Por qué tanta incredulidad?

El motivo es la serie de crímenes irresueltos, presuntos suicidios y muertes dudosas de personas cercanas al poder de turno que ha habido en el país en los últimos 20 años, y que han generado una fuerte sensación de impunidad entre los argentinos.

BBC Mundo resume algunos de los casos más famosos que siguen generando sospecha:

Carlos Menem Jr.

Carlos Saúl Menem Yoma –o Carlitos Jr., como era más conocido– falleció a los 26 años el 15 de marzo de 1995, durante la primera presidencia de su padre, Carlos Saúl Menem (1989-1999).

El joven falleció junto con un acompañante cuando el helicóptero que piloteaba se precipitó al suelo en una zona rural de la provincia de Buenos Aires. La Justicia determinó que se trató de un accidente, pero muchos aún creen que fue un asesinato.

Quien siempre mantuvo la teoría del magnicidio fue la madre de Menem Jr, Zulema Yoma, quien logró que la justicia desarchivara el caso y realizara nuevas pericias, en 2010. Los resultados de esas pruebas, dadas a conocer recién en octubre de 2014, volvieron a descartar la presencia de balas en el helicóptero siniestrado.

No obstante, el abogado de Yoma, Juan Gabriel Labaké, acusó al juez y a los peritos de esconder la verdad. El letrado dijo a BBC Mundo que al menos 11 personas murieron "en circunstancias dudosas" durante la investigación del caso en las últimas dos décadas.

Por su parte, Yoma sugirió que la muerte de su hijo pudo haber tenido relación con el contrabando de armas a Ecuador y Croacia por el que el expresidente Menem fue declarado culpable en 2013. En julio de 2014, el exmandatario apoyó por primera vez la hipótesis de su exmujer de que su hijo fue asesinado, aunque no explicó por qué había cambiado su opinión después de 19 años.

Alfredo Yabrán

El 20 de mayo de 1998 el empresario postal Alfredo Yabrán se pegó un tiro de escopeta mientras era acorralado por la policía en su estancia de Entre Ríos, al norte de Buenos Aires. Estaba prófugo desde hacía cinco días tras el crimen del fotógrafo de la Revista Noticias, José Luis Cabezas, asesinado en enero de 1997.

La justicia había acusado a Yabrán de haber ordenado la muerte de Cabezas porque este lo retrató caminando por una playa junto con su esposa, para una nota sobre corrupción. Hasta ese momento, el empresario había logrado conservar un bajo perfil mediático a pesar de tener una enorme fortuna e importantes vínculos con el gobierno del entonces president Carlos Saúl Menem.

Si bien la justicia identificó el cuerpo y determinó que se trató de un suicidio, la muerte de Yabrán generó toda una leyenda en Argentina.

Debido a que su rostro quedó totalmente irreconocible tras el balazo, y que su cuerpo no fue exhibido antes de ser cremado, muchos aún dudan de que efectivamente haya muerto. Una teoría conspirativa asegura que la longitud de sus brazos y el tamaño del cañón hacían imposible que se disparase.

Los escépticos creen que el empresario montó la escena de su muerte y actualmente vive en algún lugar alejado del mundo con otra identidad. La figura de Yabrán es considerada emblemática de la corrupción e impunidad que reinó en los años 90.

El nombre del empresario quedó asociado con el de otro suicidio dudoso: el del brigadier Rodolfo Echegoyen, quien murió de un tiro en la cabeza en diciembre de 1990, pocos días después de renunciar como director de la Aduana.

Echegoyen investigaba un posible caso de tráfico de drogas que involucraba a una empresa de Yabrán, Edcadassa. En 1991 la justicia archivó el expediente, considerándolo un suicidio, pero por presión de la familia se reabrió el caso seis años más tarde, y se determinó a través de pericias que la pistola que mató al funcionario fue disparada por otra persona.

Marcelo Cattáneo

El empresario fue encontrado el 4 de octubre de 1998 colgado de una soga al cuello en un terreno de la Ciudad Universitaria, un campus de la Universidad de Buenos Aires en el norte de la capital argentina.

En su boca, fue hallado un recorte de un artículo del diario La Nación sobre el llamado caso "IBM-Banco Nación". Cattáneo estaba siendo investigado por ese caso, que consistió en la firma de un acuerdo por US$250 millones para que la empresa IBM realizara la informatización de más de 500 sucursales del Banco Nación.

Esa cifra era el doble del valor original. La justicia investigaba el pago de "coimas" (sobornos) de la empresa a funcionarios públicos y Cattáneo era considerado un hombre clave en esa causa.

Su hermano mayor, Juan Carlos, –también procesado por este caso– había sido subsecretario general de la Presidencia de Carlos Saúl Menem, y era cercano al secretario general, Alberto Kohan.
A pesar del artículo periodístico hallado en la boca del empresario –para muchos un mensaje mafioso– los forenses no detectaron signos de violencia en el cuerpo de Cattáneo.

Su muerte fue considerada un "suicidio inducido". En 2009, siete funcionarios acusados en la causa aceptaron haber recibido sobornos y recibieron penas en suspenso.

Lourdes Di Natale

Di Natale fue la secretaria privada de Emir Yoma, cuñado y asesor del expresidente Carlos Menem. La mujer denunció a su exjefe y a Menem por estar involucrados en el tráfico ilegal de armas a Ecuador y Croacia, lo que derivó en el procesamiento y la detención de ambos.

El 1 de marzo de 2003 Di Natale fue hallada muerta en el patio del edificio donde vivía. Había caído desde su departamento en el décimo piso. Los medios informaron que tenía un cuchillo en la mano y lucía solo ropa interior.

Los investigadores determinaron que estaba alcoholizada y que se trató de un accidente o un suicidio pero su familia negó que se hubiera quitado la vida. Di Natale tenía que declarar en la causa judicial por la explosión de una fábrica militar, que habría sido volada para encubrir los faltantes del material bélico contrabandeado, según la querella.

Uno de los jueces que intervino en la investigación de esta muerte fue Fabiana Palmaghini, la magistrada que hoy tiene a cargo el caso de Nisman. Palmaghini reabrió el caso y ordenó una reconstrucción de la muerte, pero a pesar de las dudas que surgieron no avaló la teoría de un homicidio.

El caso quedó en manos de la Corte Suprema, que aún debe pronunciarse. En 2013 Menem –actualmente senador– fue condenado por el envío ilegal de armamento a Ecuador y Croacia.

La de Di Natale no fue la única muerte sospechosa en torno a este caso de contrabando: en 1998 fue hallado con un balazo en la cabeza el capitán de navío retirado Horacio Estrada, quien estaba imputado en la causa. Su muerte también es cuestionada hasta el día de hoy.

Julio López

López es considerado un "desaparecido en democracia". El albañil había sido víctima del secuestro y las torturas durante el último régimen militar (1976-1983). Su testimonio fue clave en el juicio que se le seguía al exrepresor Miguel Etchecolatz, exdirector de Investigaciones de la policía.

El hombre fue visto por última vez el 18 de septiembre de 2006 cuando iba desde su casa al juzgado donde se realizaba el proceso contra Etchecolatz. Su desaparición sigue siendo un misterio y la justicia no logró determinar una hipótesis de lo que ocurrió, ni tampoco detuvo a sospechoso alguno en la causa.

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