Este domingo, el ministro Nicolás Eyzaguirre viajó a Finlandia para conocer más sobre su modelo educativo y evaluar la experiencia de un país con educación pública, gratuita y de calidad.
Finlandia ha encabezado las listas de las mejores educaciones del mundo en los últimos años, ubicándose siempre entre los primeros lugares de las pruebas PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos), realizadas por la OCDE.
Pero, ¿a qué se debe su éxito y cuáles son sus diferencias con Chile?
Educación condensada y de alta calidad
La educación básica en Finlandia dura nueve años: comienza con el ingreso al colegio cuando los niños cumplen siete años, y su egreso a los 16. También los estudiantes pueden terminar sus estudios cuando ya hayan cumplido 10 años de educación básica.
Durante los seis primeros años, se les enseña con un "profesor jefe", quien maneja todas –o bien la mayoría de- las materias. En los últimos tres años, en cambio, los estudiantes aprenden de profesores especializados en ciertas áreas.
Los horarios además son, por lo general, desde las 8:30 o 9.00 horas de la mañana hasta las 15.00 horas, con un recreo de almuerzo de media hora. Durante los primeros dos años, los niños van solo 4 o 5 horas al colegio).
Las autoridades locales y municipios son los que se encargan de proveer la educación e implementar las metas de los colegios.
Equidad
Los colegios de Finlandia no pueden seleccionar a sus estudiantes, son ellos los que deciden ingresar a la escuela más cercana a su barrio o cambiarse a otro establecimiento.
Asimismo, no hay una discriminación socioeconómica, de género, por su lugar de residencia, idioma, acento o etnia. Por lo mismo, no existen colegios exclusivos para niñas o niños, ni demasiadas escuelas privadas. Según su ministerio de Educación, solo un 2% de los niños va a estos últimos establecimientos.
Gratuidad
El Estado se asegura de entregar la educación básica de forma gratuita a todos los estudiantes, así como también costea sus materiales de estudios, almuerzos, colaciones, transporte (hacia el colegio y hacia la casa), y salud médica y dental.
De igual forma, no hay restricciones de libros o materiales, ni tampoco listas definidas de forma nacional o por las autoridades locales. Los profesores son libres de enseñar como deseen y pedir los libros y materiales que crean mejores para sus métodos.
En ese sentido, en Finlandia tampoco se realizan inspecciones a los establecimientos, lo que no significa que no haya políticas educacionales desde el ministerio o las autoridades locales, quienes sí definen objetivos generales de aprendizaje, aunque se entrega libertad a los establecimientos.
Profesores motivados y de excelencia
En Finlandia, solo 1 de cada 10 aspirantes a docente ingresa a la universidad, pues para ello debe cumplir con una serie de requisitos, pruebas y habilidades sociales. Asimismo, quienes ejercen la docencia deben tener al menos un magister.
Debido a las buenas condiciones laborales, su independencia en el trabajo y una paga justa, la docencia es una de las carreras más populares en ese país.
Atención a los estudiantes
Parte importante de la educación finlandesa es la atención particular que se le entrega a cada estudiante por parte de sus profesores, quienes se preocupan de su aprendizaje y relaciones interpersonales. Un principio básico de este sistema es que "nadie es dejado atrás", por ello también no hay más de 20 estudiantes en cada clase.
Del mismo modo, los estudiantes no obtienen calificaciones numéricas hasta quinto año, pues se busca que no exista la idea de competencia entre los alumnos.
Cooperación activa y ricas bibliotecas
Finlandia es un país donde las familias acostumbran a ir a las bibliotecas -de hecho se ubica entre las naciones que más lo hacen-, por lo que no es de extrañarse que éstas sean de alta calidad. Además la mayoría son gratis.
Asimismo, el sistema educativo permite la cooperación con otras instituciones, establecimientos educacionales y el trabajo conjunto entre colegios, profesores y las mismas autoridades locales.