Muchos de ellos aparecen en selfies y en sus publicaciones en internet idealizan la lucha yihadista. Otros de ellos se han hecho conocidos por participar en cruentas ejecuciones y jactarse de esos actos. Son jóvenes occidentales que, a través de redes sociales, han sido reclutados por el Ejército Islámico (EI) o buscan unir a ese grupo a otros como ellos.
El EI "está aquí para sacrificar su dinero y sus soldados" afirmaba, por ejemplo, el francés Abu Abdala, un yihadista que señalaba que quería "ayudar a los pobres", pero que, hasta que murió en julio pasado, también publicaba cuerpos decapitados en su cuenta de Facebook.
Según señaló en septiembre una fuente policial a la agencia France Presse, en ese país, "dos tercios de las personas que se han auto radicalizado a través de internet no estaban fichadas por los servicios de inteligencia, y los casos crecen, afectando cada vez más a las mujeres". Y agrega que: "La instrucción religiosa ya no es necesaria. Lo demuestran mensajes del tipo 'Me importa un bledo el islam, voy a hacer mi yihad", señala esa misma fuente. Las redes sociales se convierten así en un instrumento que permite dar consejos prácticos a los nuevos yihadistas para viajar sin levantar sospechas entre sus familiares y las autoridades.
La radicalización "surge del encuentro entre un joven muy sensible que se hace preguntas sobre las injusticias y un discurso que lo transforma en salvador de la humanidad. El adoctrinamiento comienza casi sistemáticamente por internet", señala Dunia Buzar, directora del Centro de Prevención contra las facciones violentas vinculadas al islam en Francia, citada por Infobae.
El primer contacto físico de la mayoría de los europeos con un yihadista se produce sólo después de entrar a Siria, principalmente dese Turquía.
Muchos países como Francia, Alemania, España y Australia han tomado medidas para detectar este reclutamiento a través de las redes sociales. Incluso, en Alemania se ha alertado por el creciente uso de aplicaciones de celulares como WhatsApp e Instagram.
En total, se calcula que jóvenes de unos 81 países han viajado a Siria para luchar por el Estado Islámico y otros grupos.
Según una investigación del King’s College de Londres, hasta diciembre del año pasado, 296 personas de Bélgica (el país que proporcionalmente tiene más yihadistas), 249 de Alemania, 412 de Francia y 366 de Reino Unido viajaron a Siria para combatir en el conflicto interno. En total, se calcula que jóvenes de unos 81 países han viajado a Siria para luchar por el Estado Islámico y otros grupos.
Las mujeres en la organización
A mediados de año, el Estado Islámico señaló que las mujeres que viven en zonas controladas por ellos deben llevar un velo integral o se exponen al riesgo de un “castigo severo”.
Incluso, según informó la agencia británica Reuters, los insurgentes establecieron directrices acerca de cómo deben colocarse tanto los velos como la ropa de las mujeres: las manos y los pies deben estar cubiertos, no pueden usar perfume y deben vestir ropa holgada que no permita intuir las formas del cuerpo.
“Las condiciones impuestas relativas a la ropa y al acicalamiento pretenden simplemente terminar con el pretexto del libertinaje resultante de que las mujeres se arreglen demasiado”, señaló el Estado Islámico en un comunicado.
Según expertos citados por el diario español El País, las mujeres que se integran en la yihad en Siria o Irak se dedican habitualmente a cocinar y a contraer matrimonio con algún combatiente para engendrar hijos. No se conocen casos de mujeres reclutadas en Occidente que hayan luchado con armas, aunque hay brigadas de combate en Siria compuestas íntegramente por mujeres.