Un compuesto orgánico que se encuentra en las uvas, nueces y una variedad de otras plantas comestibles, ya ha sido relacionado con la ampliación de la vida en algunos animales de laboratorio, así como la disminución de la incidencia de enfermedades del corazón y otras enfermedades en los seres humanos. Se trata del resveratrol, que además es parte de los componentes del vino tinto.
Los científicos explican que el vino tinto es particularmente rico en resveratrol. Algunos investigadores han sugerido que el alto consumo de vino tinto podría explicar la "paradoja francesa" de tener una dieta relativamente alta en grasas, pero relativamente baja incidencia de enfermedades coronarias.
El estudio encontró que resveratrol genera la activación de una antigua vía química para limitar el estrés y daños en el ADN de las células, que permite atenuar el envejecimiento y el desarrollo de enfermedades.
"Esta respuesta al estrés representa una capa de la biología que se ha pasado por alto, y el resveratrol logra activarlo en concentraciones mucho más bajas que las utilizadas en estudios previos", dice el profesor Paul Schimmel, del Instituto de Investigación Scripps en La Jolla, California, quien dirigió el estudio publicado en la revista Nature.
Los investigadores descubrieron que el resveratrol imita un aminoácido natural llamado tirosina, un tipo de enzimas que se cree ha evolucionado desde muchos cientos de millones de años atrás, cuando la vida eran microbios simples.
Una de estas enzimas, conocidas como TyrRS, se activa cuando el resveratrol se une a ella. Esto hace que la enzima se mueva en el núcleo de la célula, en donde ayuda a proteger el ADN de los cromosomas contra daño genético, sugieren los científicos.