Las líneas de Nazca, uno de los sitios históricos más importantes de Perú, fue protagonista esta semana de una polémica protesta de un grupo de Greenpeace.

Los activistas escribieron a un costado de los geoglifos con letras gigantes: "¡Es tiempo de un cambio! El futuro es renovable", a propósito de la convención de la ONU que actualmente se realiza en el país sobre cambio climático (COP20).

Pero lo que realmente irritó a los peruanos fue una línea adicional que habrían generado los activistas, a un lado de la figura del colibrí.

El ministerio de Cultura calificó la protesta como un atentado y una grave afectación. "Esta zona, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, es un área donde está estrictamente prohibido cualquier tipo de intervención, dada la fragilidad que rodea las figuras", señalaron.

Sin embargo, desde Greenpeace ofrecieron disculpas por "cualquier ofensa", que el acto haya causado al pueblo peruano, aseguraron que no se dañó el monumento histórico y que su expedición contó con la supervisión de un arqueólogo.

Para el gobierno peruano, en tanto, las disculpas fueron insuficientes. “No hemos aceptado las disculpas, pues ellos no aceptan el daño ocasionado”, dijo el viceministro de Cultura, Luis Jaime Castillo, quien además reveló que perseguirán a los responsables y éstos arriesgarían hasta 8 años de cárcel.

 
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