El gobierno de Alemania prohibió el uso de mascarillas de tela o caseras para acceder al transporte público, a los comercios y servicios administrativos, ordenando el uso de mascarillas quirúrgicas y/o FFP2 en dichos espacios.
La medida ocurre en un momento crítico para el país, que ha aumentado sus casos de coronavirus tras la llegada de la nueva variante detectada en Reino Unido y que es altamente contagiosa: solo en las últimas 24 horas se registraron más de 15 mil nuevos casos y 1.148 fallecidos.
¿Qué ventajas tiene esta medida? ¿Podría aplicarse algo así en Chile?
La académica del Departamento de Enfermedades Infecciosas de la UC, Camila Carvajal, recuerda que el uso de las mascarillas ha sido un tema que ha ido evolucionando con el paso del tiempo, y en la medida que hemos ido conociendo cómo se propaga el virus.
"En un inicio solamente teníamos que usarla las personas que atendíamos pacientes de manera directa, luego en algunos sectores o lugares masivos y hoy la ultima recomendación del 15 de enero es que es obligatoria dentro de lugares cerrados como en el exterior", detalla.
Es así como ahora se ha ido avanzando a un uso más masivos de las mascarillas, y de manera certificada. "Creo que empezar a solicitar el uso de mascarillas certificadas para ciertos momentos de uso común, como ir a las tiendas, comercios, es un camino que es correcto y que se debe tomar para dar un piso de uso de mascarillas de mejor calidad, y que cumplan con los requerimientos para proteger del Covid-19", explica.
En tanto, para la doctora Vivian Luchsinger, viróloga y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, la medida presenta como ventajas que "las mascarillas caseras tienen una variedad enorme, entonces uno no sabe si son eficaces o no para prevenir los contagios".
E incluso, dice, "una persona puede sentirse muy segura" usando una mascarilla que no cumple con los estándares, lo que puede ser riesgoso para su salud.
¿Podría aplicarse una medida así en Chile?
Para Camila Carvajal, "seria bueno que fuéramos hacia allá, sobre todo en relación a las nuevas variables, que se ha demostrado que son mas contagiosas".
"Hemos ido avanzando hacia un uso más masivo y de manera más certificada; hoy muchas empresas están utilizando mascarillas certificadas por sobre las de tela, y eso es porque no se ha hecho una homologación de las mascarillas; aun no tenemos regulación de la manufactura de las mascarillas de tela o reutilizables", explica.
Sin embargo plantea que, de aplicarse una medida como esta, debiera estar enfocada en empresas criticas, empresas del estado, o en otros ambientes donde se pueda sugerir, y que sean otorgadas por el empleador.
Y en relación al uso en comercios, señala que "hoy no hay problema de disponibilidad o de precio de las mascarillas. Es un valor bastante accesible".
Para Vivian Luchsinger, una medida como esta sería difícil de implementar de manera masiva por los costos que implicaría para las personas, en un país donde la realidad social y económica no es la de Alemania.
Esto, dice, "sobre todo a alguien que tenga que usarlas con frecuencia, es un costo que pueda llegar a ser alto", lo que dificultaría la adherencia a la medida.
Para la académica de la Universidad de Chile, en caso de exigirlas, "habría que darlas, así de simple, porque si esperas que la gente las compre, eso no es aplicable para una parte importante de la población".
"Todas las mascarillas no son igual de útiles"
Más allá de todo, ambas expertas coinciden en la necesidad de reforzar la educación sobre el uso correcto de esta barrera, en un país donde es frecuente ver a las personas con la mascarilla en el mentón, sin cubrir la nariz o en evidente mal estado.
Por otro lado, recuerda Luchsinger, "todas las mascarillas artesanales o caseras no son igual de útiles, por lo que se deben usar las que realmente sirven: mascarillas con tres telas, con TNT sí sirven, no como una N95, pero sirven". Es por eso que, dice, "habría que enfatizar que no cualquier género te sirve para hacer una mascarilla realmente útil".
A la fecha, el estándar para las mascarillas caseras establece que deben tener tres capas:
- Capa exterior: tela impermeable o repelente de agua
- Capa intermedia: que sea de un material filtrante, como el algodón.
- Capa interna (que da hacia el rostro): que sea de una tela absorbente, para evitar que la humedad traspase las otras capas de la mascarilla.
La académica del Departamento de Enfermedades Infecciosas de la UC, Camila Carvajal, explica que junto con lo antes expuesto se debe considerar que la mascarilla tiene un tiempo de uso, que varía entre 4 a 6 horas, de acuerdo al uso. La clave es: apenas notemos que la mascarilla está húmeda, es momento de cambiarla por una nueva.
Una regla que rige tanto paras las quirúrgicas como para las artesanales. Estas últimas SÍ O SÍ SE DEBEN LAVAR DESPUÉS DE CADA USO y su vida útil tampoco es eterna.
Por otro lado, enfatiza, "se debe instruir como poner y sacar la mascarilla, porque puede ser la mascarilla más eficaz, pero si no la usas bien, no va a ser eficaz".
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