Boris Johnson: el gobernante que saludaba de mano a todo el mundo y hoy tiene coronavirus
El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson (55), pasó de escéptico del coronavirus a víctima en sólo semanas.
Esto, luego de que este viernes 27 de marzo, el líder del gobierno británico anunciara que dio positivo a las pruebas de COVID-19 y que tiene síntomas leves.
"En las últimas 24 horas he desarrollado síntomas leves y di positivo por coronavirus. Ahora estoy en aislamiento, pero seguiré liderando la respuesta del gobierno vía videoconferencia para enfrentar al virus. Juntos le ganaremos a esto", escribió.
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Al comienzo de la crisis, sin embargo, Boris Johnson se alineó con quienes pensaban que el brote no sería tan grave. Es más, a comienzos de marzo se mostró desafiante.
"Estoy dándome la mano continuamente. La otra noche estuve en un hospital donde creo que en realidad había unos pocos pacientes con coronavirus y estreché la mano de todos, estarán encantados de saberlo. Sigo dándome la mano", comentó durante una actividad con científicos en salud.
Desde que el virus llegó a occidente, las principales autoridades sanitarias han recomendado el lavado frecuente de manos y evitar los saludos de mano o beso procurando mantener una distancia de al menos un metro con las otras personas.
Las medidas adoptadas por Johnson
La actitud de Boris Johnson frente a la gestión de las medidas preventivas ha sido variable y le ha valido críticas por bajarle el perfil en un comienzo.
El 28 de febrero, cuando murió un ciudadano británico a bordo de un crucero dijo que "lo mejor que puede hacer la gente es lavarse las manos". Una semana después, cuando murió el primer ciudadano en suelo británico repitió: "Lávense las manos y hagan lo de siempre".
En los días siguientes se negó a cerrar escuelas. El 18 de marzo se decretó el cierre de colegios y Johnson empezó a pedir que la gente con síntomas y sus parientes se quedaran en casa y que quienes pudieran trabajaran desde casa.
El 24 de marzo de dispuso el confinamiento obligatorio. Boris Johnson, por su parte, optó por un tono más dramático en sus declaraciones: "De momento las opciones que tenemos no son fáciles. El camino que nos queda por delante es duro y muchas vidas se perderán".
Al momento de la publicación de este artículo Reino Unido reportaba 11.800 contagios y 580 muertos.