Camila Moreno: “Nadie vive de vender discos, quizás Rihanna sí, pero nosotros en Chile no”
Camila Moreno aún está sorprendida.
Sentada en la terraza del segundo piso del bar The Clinic en Plaza Ñuñoa, dándole la espalda a la barra, y cubriéndose del sol con unos lentes que esconden también el delineado de sus ojos como Cleopatra, la artista nacional define el impacto que ha tenido “Mala madre”, su último álbum de estudio, a través de una sola expresión: "Guau".
La cantautora nacida en Santiago, liberó gratuitamente por 24 horas su alabado trabajo discográfico. La respuesta de los fanáticos y del público en general fue apabullante: 75 mil descargas durante ese lapso.
"Mala madre", dice Camila Moreno, era una muestra de confianza con la gente: "Yo les estoy regalando el disco, ustedes vayan a mis tocatas. Es como devolver la mano. Las cosas cambiaron. Nadie vive de vender discos, quizás Rihanna sí, pero nosotros en Chile no".
Sus tres álbumes —que completan "Almismotiempo" (2011) y "Panal" (2012)— han sido diferentes, no han tenido un camino recto. Y, muchas veces, la gente abandona los proyectos queriendo escuchar siempre lo mismo. Sus seguidores no: "Es súper bonito para mí que alguna gente te entienda".
El destape del Teatro Cariola
El viernes 7 de agosto en el Teatro Cariola, Camila Moreno lanzó en vivo el disco "Mala madre".
El espectáculo fue una muestra de agresividad y emotividad: distorsionó las guitarras y la percusión, con compases que como un péndulo oscilaron entre el garage rock y el trip-hop, el folk y el art rock; se lanzó al público al término del show; se encaramó en una de las plateas del recinto para tocar un pequeño set acústico. Dentro de ese huracán, además, se desnudó sobre el escenario —desde la cintura hacia arriba—.
"'Mala madre' tiene que ver con las brujas, los rituales, la idea de liberar un aspecto de la humanidad, quizás reprimido en su relación con la naturaleza, como incontrolable, con la oscuridad, con la noche, que se puede encarnar hoy en la mujer en ese arquetipo de la bruja. Y yo quise poner una especie de altar en escena representando eso", explica la voz de "Libres y estúpidos".
Debía realizar un cambio de vestuario, ponerse la misma capa que la muestra en la portada del disco como un personaje que emerge de las aguas, para proyectar imágenes sobre ella. Solo el miedo la separaba de hacerlo tras bambalinas o frente a los casi dos mil asistentes.
"Si no lo hacía en escena era solo por cobardía y no quise ser arrastrada por la cobardía, entonces, decidí sacarme la ropa también como un acto de liberación para mí, para este aspecto del 'deber ser'. Siempre he tenido un conflicto con mis pechugas, como que son chicas, no sé qué. También tiene que ver con cómo debe ser el cuerpo de una mujer o de cómo se ha objetualizado en esta sociedad, entonces, para mí era un acto de liberación y un homenaje a las mujeres que nos cuesta tanto lidiar con eso porque se nos impone cómo debe ser nuestro cuerpo", añade.
Decidí sacarme la ropa también como un acto de liberación para mí, para este aspecto del 'deber ser'. Siempre he tenido un conflicto con mis pechugas, como que son chicas, no sé qué
Desgarrando “Mala madre”
"Mala madre" cuenta con 11 cortes y dos sencillos publicados —"Libres y estúpidos" y "Sin mí"—. Juntos, se transforman en el trabajo discográfico más rítmico a nivel sonoro y más simple en su estructura.
Las letras, por otra parte, se asemejan a la Camila Moreno más pura: "Tienen que ver con mi manera de escribir mi poesía, escribía desde chica y al principio tuvo mucho hermetismo. Después, en canciones como 'Millones', quise romper con eso y ser directa, y hoy estoy quizás en un equilibrio, una suerte de evocaciones, imágenes, me gusta cada vez más trabajar con imágenes. A nivel de letras creo que es el mejor, un disco súper efervescente".
El tercer disco de la cantautora, también, es un homenaje a las distintas mujeres que admira: Cecilia Vicuña, Violeta Parra, Gabriela Mistral.
—Cuando comenzó a componer “Mala madre”, ¿sabía que se transformaría en un retrato de la mujer?
"No. Lo que tenía claro era que el título fuese agresivo, porque yo sentía que era un disco agresivo, así nació. Cuando ya estaba componiendo y preproduciendo, le decía a mis amigos 'esta cuestión es agresiva', sin perder la emocionalidad. Estuve buscando un título que no fuese muy condescendiente, que no fuese muy 'Panal', me quería salir de ese rollo tan 'buena onda', quería tirar algo realmente mala onda y cuando encontré el título me pareció algo sumamente universal. ¿Quién no ha tenido una mala madre? ¿Quién no es una mala madre o un mal padre?".
Algo muy bonito que pasó fue cómo el disco me acercó a mi madre como nunca. Porque entendí a mi madre desde otro lugar. Una mujer digna de admiración y libre, bruja, capaz de vivir al margen de la sociedad
—¿En qué momento supo, entonces, el trabajo que tenía en sus manos?
"Tuvo que ver con que empecé a hacer canciones muy relacionadas a mi familia —"Julia", "Piedad"—, canciones que hablaban de cosas que en los otros discos no había hablado, situaciones de infancia súper explícitas —"Yo jamás te hice caso, abuela" o "Julia, no te entiendo, por qué vendiste el jardín"—, mi infancia marcada por eso. Y una familia muy conservadora y católica, con la que tuve muchos conflictos. Necesitaba hablar de eso en ese momento de mi vida. Algo muy bonito que pasó fue cómo el disco me acercó a mi madre como nunca. Porque entendí a mi madre desde otro lugar. Una mujer digna de admiración y libre, bruja, capaz de vivir al margen de la sociedad. Mi madre fue mucho tiempo así, tuve una infancia súper gitana con ella, de muchos cambios, tuve conflictos en mi adolescencia y ahora más grande me doy cuenta que ella tiene un espíritu libre y que aró el camino, al final".
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Aburrida de "Millones"
Volviendo al show en el Teatro Cariola, Camila Moreno interpretó casi todos sus éxitos: 21 canciones, los 11 cortes de "Mala madre" más los singles de "Almismotiempo" y "Panal". Y la excepción que generó ese 'casi' fue "Millones", el tema que la puso en el mapa musical chileno, y que dejó olvidado en algún rincón de su imaginario.
—¿A qué se debió esa decisión?
"No tenía ganas de tocar 'Millones' en el lanzamiento de 'Mala madre', esa es la verdad. La he tocado muchas veces, me aburrí. Sigo comulgando con el discurso de esa canción, pero estéticamente no es una canción que me dé ganas de saborear. Es como que te tomes todos los días dos Cola Cola, como que te cheteai un rato, es como demasiado".
—¿Terminó odiándola? Porque esa es la canción que más podría asociarse a usted...
"Sí, pero yo espero que hayamos superado esa etapa, porque mi obra y mi trabajo y todo mi esfuerzo va más allá de eso. En su momento me dio lata porque yo estaba haciendo cosas como "Pera" o "La necesidad" o "Lo cierto", que estaban en el mismo disco, entonces, se estigmatizó demasiado por esa canción. Finalmente, yo estaba haciendo algo mucho más amplio y no me gustó que esas canciones quedaran en el olvido".