"La paciente está sentada sobre la cama con cara indefensa. ¿Cómo se llama? -Auguste. -¿Cómo se llama su marido? -Auguste, creo. Parece como si no entendiera la pregunta".
Auguste tenía 51 años, aunque quizás para ese entonces ya no lo recordaba. E igual que el psiquiatra Alois Alzheimer que la atendió, vivía en Frankfurt, Alemania.
De su pormenorizado historial médico, con una letra manuscrita impecable, se desprende que era un ama de casa normal y corriente hasta que de repente, en 1901, se volvió olvidadiza, empezó a tener delirios y a gritar o llorar durante horas en medio de la noche.
Auguste tenía una hija con su marido, Karl Deter, un trabajador de los ferrocarriles. Pero al fallar su salud mental él decidió que no podía cuidar de ella y la llevó al hospital para enfermos mentales y epilépticos de la ciudad.
Fue allí donde su camino se cruzó con el del médico que la diagnosticaría con una enfermedad entonces nueva, pero que hoy en día afecta a decenas de millones de personas en todo el mundo.
"Obsesionado"
En el año 1888, el doctor alemán Alois Alzheimer era médico en el Hospital Psiquiátrico de Frankfurt.
En aquel entonces Alzheimer "estaba obsesionado con la idea de que las enfermedades psiquiátricas son como las otras enfermedades", le dijo a la BBC Conrad Maurer, profesor emérito de Psiquiatría de la Universidad Goethe de Frankfurt.
Pensaba que "igual que había enfermedades del cuerpo había enfermedades del cerebro".
Maurer dice que el ahora célebre psiquiatra tenía la determinación de "encontrar un caso con el que probar eso".
Y ahí fue cuando su destino se cruzó con el de Auguste Deter. Al conocer a la paciente, Alzheimer dijo "este es mi caso", cuenta Maurer.
Entre los síntomas que tenía Augusta cuando llegó al hospital registraron pérdida de memoria y de comprensión, afasia, desorientación, comportamiento impredecible, paranoia, alucinaciones auditivas y una pronunciada incapacidad psicosocial.
Un historial traspapelado
El doctor Alzheimer mantuvo un detallado historial médico de su paciente, que incluía una descripción pormenorizada de la primera vez que atendió a Auguste pero también de su seguimiento durante años.
Pero ese historial se perdió durante casi un siglo.
"Fuimos a los archivos y de repente encontramos este documento", le contó a la BBC Maurer, que fue director del mismo hospital psiquiátrico en el que trabajó Alzheimer.
"Debió haberse quedado perdido allí durante 70 años o más", estimó.
"Nadie lo detectó. Y tener este archivo en nuestras manos fue maravilloso".
La carpeta de cartón de color azul estaba en perfecto estado, a pesar del paso del tiempo.
Alzheimer había escrito a mano en este documento todas sus preguntas y observaciones sobre el estado de Auguste.
"Le enseño un lápiz, un bolígrafo, un monedero, unas llaves, un diario y un cigarro y los identifica correctamente".
"Cuando tiene que escribir señora Auguste D. escribe señora y después tenemos que repetir las otras palabras porque las olvida".
"La paciente no puede progresar en su escritura y repite "me perdí a mi misma"".
Su cerebro en placas
Auguste Deter acabó viviendo cinco años más en el hospital. Hacia el final estaba totalmente demente. Murió el 8 de abril de 1906.
Según Maurer, inmediatamente después de morir, su cerebro fue analizado minuciosamente por el psiquiatra.
Alzheimer hizo muchas placas que todavía pueden ser examinadas hoy en día en el microscopio.
Lo más relevante que el psiquiatra encontró en el cerebro de Auguste fue la acumulación de placas y neurofilamentos, que explicaban su enfermedad.
Hasta hoy "todavía creemos que esa es la razón del mal", dice Maurer.
Unos seis meses después de la muerte de Augusta, Alzheimer hizo una presentación clave del caso durante la 37 Conferencia de Psiquiatría del Sur de Alemania, en la que describió cómo había progresado su deterioro cognitivo, cuáles habían sido sus síntomas neurológicos, así como sus delirios, alucinaciones y su progresiva incompetencia psicosocial.
En esa charla el psiquiatra describió por primera vez un tipo de demencia que, a sugerencia de otro especialista, pasaría a llamarse enfermedad de Alzheimer.
Casi un siglo después, Maurer lideró una investigación que reexaminó el caso de Auguste: los académicos volvieron a evaluar la información y a estudiar las muestras utilizando tecnologías médicas modernas e identificaron un factor genético que contribuyó a su enfermedad.
Sus conclusiones fueron publicadas en un artículo en la prestigiosa revista The Lancet en 1997.
Hoy en día, la enfermedad de Alzheimer es el tipo de demencia más común: se estima que afecta al 62% de las personas diagnosticadas.
"Desafortunadamente, ahora hay muchos pacientes a nivel global y todavía no tenemos una terapia óptima, pero esperamos que se pueda desarrollar en los próximos años", dijo el doctor Maurer.