Por Patricio De la Paz
Todos los domingos. Sin excepción. Ese día, Jacqueline van Rysselberghe se metía a la cocina de su casa en Concepción y preparaba el almuerzo. Lo hacía sin importar la carga de trabajo que tuviera encima o el cargo que ocupara. Su especialidad era la comida tailandesa, con leche de coco y maní. A veces usaba pollo, a veces pescado, a veces carne roja. Desde que es senadora, hace tres años, esta rutina ha tenido que espaciarse. Aunque no sólo por pega. “Mis dos hijos mayores, los más entusiastas con mis preparaciones, viven ahora en Santiago; y en la casa de Concepción están mis cuatro hijas menores que prefieren arroz con huevo”, dice en su oficina en el piso 11 del Congreso, mientras habla de cocina y masca unas tostadas con palta.
En estos días, sin embargo, la cocina que la ha tenido ocupada es otra. Una cocina política, digamos. Como presidenta de la UDI ha participado en las reuniones con los partidos de Chile Vamos para acordar una lista parlamentaria única. No ha sido fácil. Se han demorado. Hasta Sebastián Piñera les llamó la atención.
-La firme, senadora: ¿cuál es la piedra de tope?
-La ley de cuotas. Si uno por ejemplo tiene 10 candidatos, debes tener al menos 4 mujeres. Evidentemente hay mujeres competitivas y que van a ganar, pero como debes tener un mínimo de cuota de género, al final aumenta el número de candidatos. La ley de cuotas es por partido: 40 % de mujeres en la lista de senadores y la de diputados. Eso pone complejidad adicional en el acuerdo: así como pasa con los hombres, hay mujeres que no son competitivas y se van a incluir por estas cuotas. Hay que cuadrar mucho.
-¿Tendrá que intervenir Piñera?
-Por los menos en la UDI tenemos un mandato que es la directiva la que tiene que negociar.
Es una cortina de humo, porque no hay ninguna razón para cerrar Punta Peuco
-¿Cómo es su relación con Evópoli?
-Es buena en lo personal.
-Pero han cruzado dardos. Usted dijo que no pueden pedir los mismos cupos de la UDI. Y el ex presidente de Evópoli, Jorge Saint-Jean, decía de usted en diciembre: “Ella está en las ideas del pasado”.
-Sigo manteniendo que la negociación debe ser con generosidad, pero con justicia, reconociendo el trabajo territorial y el peso electoral de los partidos. No es lo mismo un partido que tiene un diputado que otro que tiene 28, como la UDI. A las declaraciones de Saint-Jean no me voy a referir porque las encuentro un poquito ofensivas.
-¿La incomodan estos socios?
-Para nada. Ellos ocupan un espacio que es propio de ellos.
-¿Son muy liberales para su gusto? Apoyan el matrimonio igualitario.
-Creo que de alguna manera eso se caricaturiza. Al menos yo estoy en contra del matrimonio igualitario no porque esté en contra de que se regularice o legalice la unión afectiva entre dos personas del mismo sexo, sino porque creo que a través de la figura del matrimonio se permite la adopción de niños y es eso lo que no me gusta.
-Desde Evópoli la criticaron también cuando fue en marzo a Punta Peuco.
-Puedo entender esa postura, pero los partidos son autónomos para tomar posiciones. Y a nosotros nos parecía que si en este tema se habían pronunciado el presidente de la Corte Suprema, que no tiene nada que ver con la UDI; la Clara Sczaranski, que tampoco tiene que ver con la UDI; abogados constitucionalistas y hasta el padre Fernando Montes, no había ninguna razón para que la UDI no pudiera plantear una cosa similar sobre todo si la piensa. Por eso hago esa visita. Nuestro electorado necesita que uno sea coherente entre lo que piensa y lo que hace.
-El plan del gobierno sería cerrar Punta Peuco en septiembre.
-Es una cortina de humo, porque no hay ninguna razón para cerrar Punta Peuco. Javiera Blanco cuando era ministra de Justicia dijo que Punta Peuco cumplía con todas las características de una cárcel y que no había ningún privilegio especial. Es una población determinada, especial, pero sin privilegios. La segmentación de poblaciones penales existe en todo el mundo, ¿ya separar hombres y mujeres no es eso? Por lo tanto me parece que salvo la odiosidad y el ideologismo no hay razón para hacerlo, sobre todo si las cárceles están hacinadas, colapsadas. Generar esta discusión justo antes de las elecciones no es sino una cortina de humo para desviar la atención con un tema que los une cuando están absolutamente desunidos.
-Piñera en 2013 cerró el penal Cordillera. ¿Por qué Bachelet no podría cerrar Punta Peuco?
-Eso también fue un error. Debieron ponerse las mismas normas que cualquier cárcel y haberla mantenido. No hay razón para cerrar cárceles cuando hay déficit de ellas. Yo no fui parte del gobierno en ese tiempo, pero encuentro que fue una decisión errada. Si había una situación que modificar, modifícala; pero no cierres.
-El cierre de Punta Peuco podría tensionar la derecha; su candidato presidencial tomó antes una decisión similar.
-El penal Cordillera se cerró en otro contexto, tenía beneficios que eventualmente no tenían los otros penales. Punta Peuco tiene las mismas condiciones que cualquier penal, lo único que tiene es una población segregada.
-Piñera cerró Cordillera también a pocos meses de una elección
-Sí, pero eso generó muchos más costos que beneficios; entonces desde esa perspectiva no tiene el mismo valor. A mí me parece que este tema, el de los militares, es a la izquierda a la que une, no a la derecha.
Sin complejos
-Su pronóstico: ¿Gana Piñera? ¿En primera o segunda vuelta?
-En segunda. Me encantaría que ganara en primera, pero es una remota, una minúscula posibilidad. Creo que pasará a segunda vuelta con Guillier, porque al final del día la máquina de los partidos funciona.
-Gonzalo Cordero, histórico UDI, dirigirá las comunicaciones de la campaña. ¿Se alegra su partido? ¿Es una señal?
-Sí. Primero, porque Gonzalo es un gallo inteligente y cuando uno quiere que alguien gane, es bueno que se rodee de gente inteligente. Segundo, porque tienen que activarse los partidos para ganar. Los mensajes tienen que ir al votante, pero deben leer la estructura de los partidos. Gonzalo sabe el efecto de tal o cual mensaje en los militantes. Conoce la interna de un partido y que si uno quiere avanzar hacia el centro, que es lo que creo hará Piñera, debe hacerlo sin dejar heridos atrás.
-¿Es usted una buena presidenta de la UDI?
-No soy yo la que tiene que decirlo, pero creo que lo he hecho bien. Veo resultados. Nos tocó competir en la interna del partido, y ganamos. Nos tocó reinscribir la UDI, y lo hicimos bien. Ahora estamos en una negociación parlamentaria, que no ha sido fácil, pero va bien encaminada. El desafío más importante será la elección parlamentaria.
No sé si fueron familias paralelas, pero sí (mi abuelo) tenía ciertas sucursales
-José Antonio Kast ha criticado a la UDI, dice que perdió convicción, mística
-No le encuentro toda la razón, pero sí un poco.
-¿En qué?
-La UDI fue fundada por Jaime Guzmán en los 80, en el gobierno de Pinochet. Uno puede reconocer que se hicieron cosas que no correspondían y puede condenarlas, pero no puedes desconocer tus orígenes. En algún momento empecé a sentir que la derecha en general y la UDI en particular se sentían acomplejadas de ser lo que eran. Hace uno, dos años nadie decía que era de derecha; todos hablaban de centro derecha. Como si ser de derecha fuera pecado. Hoy el centro se identifica con las ideas de derecha: quiere orden, oportunidades, un buen empleo, hacer uso de su libertad. Entonces por qué nos vamos a sentir acomplejados. En ese punto sí le encuentro una pizca de razón a José Antonio.
La boutique y la moda
Cuando Jacqueline van Rysselberghe (siquiatra, 52 años) se convirtió en concejal UDI en Concepción en 1992, empezó una carrera política sin interrupciones. Fue reelecta en 1996 y luego siguieron tres periodos como alcaldesa. Luego, con Piñera como Presidente, tras el terremoto de 2010, fue nombrada intendenta del Bío Bío. Un año más tarde debió renunciar. La oposición había presentado una acusación constitucional en su contra, después de que se filtrara un audio donde ella contaba haber usado dinero destinado a afectados por el sismo en pobladores que no estaban en esa situación.
Después de casi 20 años de vida política, quedaba en la berma. Decidió entonces reinventarse: instaló una boutique, Belgique. Bautizada así en honor al país de donde llegó su bisabuelo Max. De él nacería el primer Enrique Van Rysselberghe, abuelo de la senadora y alcalde de Concepción en los 70.
-Ese abuelo tuvo tres familias paralelas. Usted que es una persona conservadora, ¿cómo toma esa historia?
-(Se complica, se ríe nerviosa) No sé si fueron familias paralelas... Pero sí, tenía ciertas sucursales. No es lo ideal esa situación, pero bueno… ocurrió.
-¿Qué pasó con la boutique que armó en su paréntesis de la política?
-La cerré cuando me eligieron presidenta de la UDI en diciembre. Duró cuatro años. A mí me gustaba hacer las compras. Pero nunca fue un buen negocio.
Como soy médico sé perfectamente cómo funciona el aborto
-Decía hace unos años que las mujeres de derecha se visten mejor que las de izquierda. ¿Lo sigue pensando?
-No sé si en todos los casos. Pero sí hay una cierta caricaturización del preocuparse por verse bien: de repente la gente de la izquierda, tanto hombres como mujeres, lo encuentran frívolo. En la derecha hay menos rollo con eso.
-Alguien que tuvo boutique y sabe de moda puede responder esto: ¿cómo se visten nuestras dos candidatas presidenciales?
-(Risas nerviosas otra vez) A la Beatriz Sánchez no la conozco mucho, la he visto en la tele de la cintura hacia arriba. Está bien. De repente me molestan sus aros, muy grandes para ella que tiene el pelo corto. A la Carola (Goic) la encuentro bonita. Se viste bien y tiene su estilo, pero a veces la chasconearía un poco.
Todos UDI
Este verano Jacqueline Van Rysselberghe debió dar explicaciones. Se conocieron los mails que intercambió en 2014 con el presidente de Asipes (Asociación de Industriales Pesqueros del Bío Bío), mientras ella era presidenta de la Comisión de Pesca del Senado y se discutía un proyecto sobre pesca artesanal. Ella dijo que eso no había influido en su labor legislativa. El diputado comunista Hugo Gutiérrez presentó en marzo una querella por cohecho. El caso está en la Fiscalía Norte. “Pidieron mis correos y se los mandamos. No ha pasado nada más, en algún momento se va a cerrar. Estoy tranquila”, dice.
A inicios de agosto, la senadora tuvo otro sobresalto. De otro tipo. Fue el día en que el Congreso despachó la ley de aborto.
-El Tribunal Constitucional consideró admisible el requerimiento de la derecha contra la ley de aborto. Más allá de eso, ¿qué sintió usted cuando esa ley se despachó?
-Fue un día triste para mí. Yo de verdad creo que es un ser humano que está vivo. Y una sociedad que relativiza el derecho a la vida por la razón que sea, es una sociedad que va por un camino que a mí no me gusta. Me entristeció porque además como soy médico, sé perfectamente cómo funciona el aborto. No es un vaciamiento gástrico, no es como que te saquen una uña. Es un procedimiento súper cruento; a las 12 semanas hay un niño que tiene huellas digitales, corazón que late, ojos, cerebro, columna vertebral, brazos y piernas. Es chiquito, pero es un ser. ¿Sólo porque esté enfermo vas a meter una sonda y lo vas a descuartizar?
-¿Es según usted un camino al aborto libre?
-Estoy convencida de que es así. Piensa en esto: se deja aborto libre a las niñas menores de 14 años, porque siempre un embarazo en un niña menor de esa edad, aunque sea fruto de relaciones consentidas con su pololo, legalmente aquí se considera violación. Por lo tanto, si esa niñita quiere abortar, puede hacerlo por la causal de violación, sin restricción, incluso contra la voluntad de sus padres. Deteriora el valor de la familia.
-¿Qué le parece el fallo de la Corte Suprema que le dio la tuición de los hijos a un padre homosexual que vive con su pareja?
-Desconozco por qué no le dieron la tuición a la mamá… Pero esos hijos son hijos de su papá, independiente de la opción sexual de él. Si él tiene mejores competencias para cuidar a sus hijos, está bien. Es su papá y los hijos deben aceptarlo como sea.
-Usted tiene 6 hijos. ¿Qué le pasaría si uno de ellos le dijera que es homosexual?
-Me daría pena, porque creo que es más difícil ser feliz.
-¿Le daría pena por usted o pena por el hijo?
-Por el hijo.
-Y si además quisiera matrimonio igualitario. ¿Sería complicado para usted?
-Sí. Pero la misma complicación que tendría si una hija se va a vivir con su pololo. Preferiría que se fuera casada. Pero sobre todas las cosas quiero que la gente que quiero sea feliz. Podría no estar de acuerdo, pero estaría con ellos.
-¿Sus hijos militan en la UDI?
-Los tres que son mayores de edad. También mi marido, mi suegra y hasta mi nana.