El domingo pasado se publicaron los puntajes de la PSU, mostrando una baja importante en los puntajes nacionales, que en 2015 fueron 65, mientras que el año anterior la cifra fue de 253 (caída de 75,1%). Además, de las 128.917 personas que no lograron superar los 500 puntos en la prueba, 82.757 obtuvieron menos de 450.
Eso complica mucho el panorama para los estudiantes que no alcanzaron los puntos necesarios para postular a la carrera que tenían pensada o la universidad que ellos querían.
¿Qué hacer? ¿Qué decisiones tomar? En T13 conversamos con la sicóloga Carmen Gutiérrez, de la Escuela de Sicología de la Universidad del Pacífico, quien entregó una guía a estos alumnos sobre cómo reaccionar y cómo actuar ante este escenario.
Sensación de frustración
Es muy común que los estudiantes sientan frustración al no obtener los resultados esperados.
Ante esto, la sicóloga dice que es importante establecer una brecha entre las expectativas y los resultados obtenidos. Y por otro lado, el nivel de realidad que tenían esas expectativas, antes de caer en un sentimiento de frustración.
Una medición de conocimiento, no de capacidad
Gutiérrez agregó que es importante entender que este tipo de medición está diseñado "para evaluar solamente un aspecto, una medición específica".
Por eso, el corte de la PSU es "sobre un área específica y particular del ser humano".
"En este caso, la PSU lo que mide son los conocimientos adquiridos a través de la educación media", agrega. "No estamos midiendo habilidades, no estamos midiendo intereses, no estamos midiendo aptitudes, estamos midiendo sólo conocimiento".
En ese sentido, Gutiérrez señala que es importante tener en consideración esta dimensión al momento de reaccionar.
¿Cómo tomar las decisiones?
Para esos alumnos que no alcanzaron el puntaje necesario para seguir con ese "plan A", es momento de pasar la página, considerar nuevas opciones, otras universidades, abrirse a otras carreras, o incluso plantearse la idea de hacer un año de preuniversitario.
¿Cómo tomar esa decisión? Al respecto la sicóloga reconoce que es una decisión compleja, ya que en muchas ocasiones la opción vocacional involucra no sólo al adolescente, sino que también a su contexto social, familiar y económico.
"Lo que es importante es tomar una decisión lo más razonable, ecuánime y justa con la persona", dice.
En primer lugar, es recomendable que el joven que dio la PSU busque una respuesta lo más completa posible que le permita explicar por qué obtuvo ese resultado y cómo buscar uno mejor y superior. Luego de eso, se podrán ver las posibilidades ante ese escenario.
"Es importante tomar una decisión que resuelva, que abra y que de nuevas alternativas", agrega la sicóloga.
Segundas opciones: una oportunidad
En muchos casos, estos alumnos deben optar por sus segundas opciones, dejando de lado la que creían ser la "carrera de sus sueños".
Ante esos casos, la sicóloga no cree que esta decisión marque la vida de los jóvenes. "Cuando uno es recién estudiante de la educación media, muchas veces el nivel de conocimiento personal es escaso o poco realista", sentencia la sicóloga.
Es común que los jóvenes en esa etapa escojan carreras que no respondan a su vocación o a sus habilidades. "Estudiar la carrera que sea, segunda, tercera o cuarta opción, no es un fracaso, no es una sensación de pérdida, muchas veces es una oportunidad", finaliza Gutiérrez.