La polémica iniciativa que busca donantes para los españoles que no pueden votar desde el extranjero
"¡Es una vergüenza!", se queja Ana Pernía, una española de 31 años que reside en Reino Unido desde hace algo más de dos años.
La murciana está molesta porque "el laberinto burocrático" la ha dejado sin poder votar el 20 de diciembre en las elecciones generales de España.
Ahora vive en Birminghan, la ciudad inglesa que fuera la locomotora de la Revolución Industrial.
Cuando se mudó allí de Londres hace cuatro meses, una de las primeras cosas que hizo fue comunicárselo al consulado de España en el país.
Pero al hacerlo los funcionarios le advirtieron que andaba tarde si lo que quería era solicitar el voto por correo y que las papeletas le llegaran a su nueva ciudad.
"¡Si era septiembre!", exclama. "¡Faltaban cuatro meses para las elecciones!".
Además, acudir directamente a las urnas tampoco es una opción: "No puedo votar en España, porque ya no estoy censada allí".
Así que vio una esperanza en #RescataMiVoto, una iniciativa que pide a los ciudadanos que tienen pensado abstenerse donar su voto a españoles en el extranjero que, por distintos motivos, no pueden votar.
"Yo quiero votar y no puedo. Tú puedes votar y no quieres. Dona y vota por mí desde allí", es el lema.
Ley electoral "injusta"
La idea es de Marea Granate, un colectivo "transnacional y apartidista" de españoles en el extranjero que luchan por que se les reconozcan sus derechos, según explica su página de internet.
"#RescataMiVoto es un intento más de garantizar el derecho fundamental de los emigrantes españoles a participar en la vida política de su país, estén donde estén", explican desde el movimiento.
Para ello han habilitado un formulario en su sitio web, tanto para los españoles en el extranjero que necesitan un donante de voto, como para los abstencionistas que están dispuestos a ceder el suyo.
Unos y otros deben inscribirse con su correo electrónico y la comunidad autónoma de la que son originarios.
Después un software se encargará de emparejarlos y los pondrá en contacto.
La idea es que, si se ponen de acuerdo, el 20 de diciembre el donante acuda al colegio electoral y deposite en la urna la papeleta que el residente le indicó.
Según el sitio web, para el domingo por la tarde ya habían emparejado a 1.830 solicitantes y otros tantos donantes.
Y otros 7.838 seguían esperando a alguien que les cediera el voto.
"Lanzamos la iniciativa hace algo más de una semana", le explica a BBC Mundo María Almena, miembro del colectivo.
"Y se enmarca en la campaña que llevamos haciendo desde la implantación de la última reforma electoral, una reforma injusta, que hizo que el voto exterior pasase de un 34% a menos de un 4%", explica.
Se refiere a la polémica reforma de la Ley Orgánica 5/1985 del Régimen Electoral, que se llevó a cabo en enero de 2011 a pesar de las críticas de varios sectores.
Antes de ese cambio legislativo, los españoles en el extranjero recibían directamente las papeletas electorales en casa por correo certificado, sin necesidad de pedirlas.
Pero con las modificaciones introducidas, los electores que residen fuera de España deben solicitar el voto para poder ejercer su derecho.
Por ello, también se conoce esa modalidad como "voto rogado".
Además, cuando son elecciones municipales sólo pueden votar en ellas los españoles residentes en el extranjero de manera temporal.
Estos, a pesar de vivir en otro país, siguen estando censados en España.
Pero los que residen permanentemente fuera se incluyen en otro registro, el Censo Electoral de Residentes Ausentes en el Extranjero (CERA).
Menor participación
Ana Pernía pertenece al segundo grupo y cuenta cómo ha sufrido la reforma en carne propia.
Antes de llegar a Reino Unido vivió cinco años en Alemania y le tocó votar por correo en las elecciones generales de 2008.
"Vivía en Hamburgo y me llegaron las papeletas a casa sin ningún problema, sin tener que rogarlas", recuerda.
"Pero claro, aún no se había reformado la ley", se lamenta.
Ahora, si no consigue que un abstencionista le done su voto, no podrá votar.
"Rellené el formulario de Marea Granate y recibí un correo de confirmación, pero de momento nadie se ha puesto en contacto conmigo", dice.
Así que, por si acaso, también ha hecho un llamado a los abstencionistas por su cuenta, en la red social Twitter.
Por motivos similares a los suyos, se pierden decenas de miles de votos, reclaman Marea Granate y otras organizaciones afines.
"El número de residentes en el extranjero ha ido aumentando de forma considerable en los últimos años, hasta llegar a los cerca de dos millones", señala el colectivo de juristas detrás de la página web dosmillonesdevotos.org.
"Sin embargo, su participación en las elecciones ha descendido notablemente desde la reforma de ley (...)", reclama la plataforma, que también reivindica el derecho al voto de los españoles residentes en el extranjero.
De acuerdo a los datos del Ministerio del Interior de España, solo el 4,95% de los españoles residentes permanentemente en el extranjero votaron en las elecciones generales de noviembre de 2011.
Del casi millón y medio de los que estaban autorizados, había solicitado el voto el 11%. Y les fue aceptado al 9%.
Eso supuso una caída del 80% de la participación de ese colectivo con respecto a los comicios generales anteriores, las de noviembre de 2008.
Ahora, 1.880.026 españoles que residen fuera de forma permanente tienen el derecho a emitir el voto el 20 de diciembre.
Según los datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE), un total de 142.619 han conseguido superar el proceso burocrático de ruego de voto desde el extranjero.
Además, a la cifra hay que sumarles los españoles que residen temporalmente en el extranjero.
Como siguen censados en España, no hay manera de saber cuántos son.
Dificultades y trabas
"Este año se va a repetir la masacre electoral", le dice a BBC Mundo María Almena, haciendo referencia a la baja participación del colectivo de españoles censados como residentes permanentes en el extranjero.
La representante de Marea Granate insiste en que los motivos son "las trabas burocráticas, los plazos demasiado justos y la falta de información".
"El censo electoral se cierra cuatro o cinco meses antes de los comicios y se hace sin aviso oficial", reclama.
"Después hay una semana de reclamaciones", reconoce.
"Pero no todos los consulados permiten la inscripción a distancia, y hay muchos ciudadanos que no tienen una representación consular cerca", añade.
"Y también hay papeletas que se pierden en el camino".
Asegura que se extravía entre un 30 y un 40%, un dato que BBC Mundo no ha podido verificar.
Por los mismos motivos que menciona Almena, los juristas trasdosmillonesdevotos.org reclaman, entre otras medidas que denominan "urgentes", que el Ministerio de Asuntos Exteriores realice una campaña informativa urgente, que se permita el registro en el censo por correo electrónico y que en periodos electorales los consulados abran sus puertas más allá del horario habitual.
En Birmingham, donde vive Ana Pernía, por ejemplo, no hay consulado español.
Así que para ese trámite concreto tendría que ir a Londres.
"Pero no puedo pedir un día entero de trabajo para eso, además de que el transporte público es carísimo aquí", dice la coordinadora de eventos.
Un billete de tren para ese trayecto de 193 kilómetros puede costar, sólo de ida, entre US$35 y US$90 según el horario.
De eso mismo se queja Enrique Lino, un andaluz de 27 años que vive en Florencia, Italia, desde 2013.
Como empleado ferroviario, viaja por todo el país.
Y aunque España tiene representación consular en Roma, Génova, Milán y Nápoles, "cuando estoy en esas ciudades es por trabajo y no puedo ir ha hacer mis trámites personales, sobre todo por todo el tiempo que lleva hacerlos", explica.
"Tampoco podré votar en persona, porque voy a Huelva, de donde soy, para Navidad pero no puedo ir antes".
Así que ha decidido sumarse también a #RescataMiVoto.
¿Iniciativa legítima?
¿Pero cuán legítima es la iniciativa?
"Lo es del todo", asegura a BBC Mundo María Almena, de Marea Granate.
"El voto sigue siendo secreto e intransferible", insiste. "Además no pedimos votar por ningún partido".
"Lo realmente ilícito es esta ley electoral", sentencia.
Miguel Pérez-Moneo, profesor de la Universidad de Barcelona, también la considera legítima si se cumplen ciertas condiciones.
"La propuesta es legal, siempre y cuando no se use coacción ni medie pago para decantar el sentido del voto del presunto abstencionista", le dice a BBC Mundo.
"El sistema se basa en la confianza mutua", añade.
"Y al mismo tiempo, sirve para denunciar que el sistema de voto rogado excluye a electores que quieren participar del proceso electoral".
Sin embargo otro experto consultado por BBC Mundo, el catedrático en derecho constitucional Xavier Arbós Marín, advierte que aunque #RescataMiVoto es "un ejercicio legítimo de libertad de expresión", lo que plantea no es lícito.
"El derecho de participación es irrenunciable e indisponible", dice. "Y mientras que el voto no sea obligatorio, ese derecho incluye también el derecho a abstenerse", explica.
Así que "quienes tienen derecho a votar libremente no pueden renunciar a ese derecho, ni cederlo ni intercambiarlo".
Como consecuencia, Arbós advierte que el acuerdo alcanzado entre el donante del voto y aquél a quien se lo cede no tendría ninguna validez jurídica.
Sea como sea, Ana Pernía y Enrique Lino ven en ella su última oportunidad para participar en las próximas elecciones generales.