Que Rodrigo Londoño, alias Timochenko, y la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) hayan desistido de pelear por la presidencia de Colombia es, según los expertos, una buena noticia para el país, pero fundamentalmente para la exguerrilla.
Esta renuncia, anunciada este jueves debido a la salud del candidato presidencial, quien se sometió a una operación de corazón, no solo libra a la FARC de un posible naufragio en las elecciones del 27 de mayo.
También evita que los líderes y miembros de la FARC se expongan a episodios violentos como los que han vivido sus miembros en actos públicos en los primeros meses del año.
Además, al tener una presencia en el Congreso colombiano asegurada gracias a los acuerdos de paz firmados con el gobierno de Bogotá, que Timochenko no sea candidato a presidente no significa ni mucho menos el fin de la organización política.
Las lecciones de los sinsabores de la campaña
La campaña electoral de la exguerrilla fue accidentada desde el principio.
Los líderes del movimiento tuvieron que enfrentarse al rechazo ciudadano en algunos lugares y en las últimas semanas denunciaron agresiones y amenazas.
La situación llegó a tal punto que, a principios de febrero, la FARC suspendió sus actividades proselitistas exigiendo al gobierno que les brinde las garantías necesarias para volver a aparecer públicamente.
La analista política Marcela Prieto opina que, en líneas generales, la primera experiencia de campaña electoral del partido de Londoño se produjo en medio de reacciones adversas de una parte de la opinión pública y respuestas temerarias de parte de los líderes de la FARC.
"Las cosas no les estaban saliendo bien y cayeron en cuenta que esa actitud desafiante y temeraria no era lo más recomendable y que deben construir el apoyo popular", señaló la experta.
Por su parte, el investigador especializado en conflictos Jorge Restrepo opina que la retirada "es una decisión razonable que reconoce la animadversión política que existía".
Ambos analistas coinciden en que este repliegue le permitirá a la FARC replantearse su forma de actuar y aprender las lecciones de este primer intento electoral.
La violencia que se evita
Restrepo considera, además, que la salida de Timochenko de la carrera electoral es una buena decisión para el acuerdo de paz.
"Habría sido una pesadilla para el proceso tener expuesto al jefe de la FARC en las plazas públicas haciendo campaña", señala el director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, con sede en Bogotá.
El experto añade que "los riesgos eran muy grandes" ante tanto rechazo, sobre todo para Rodrigo Londoño y su candidata a vicepresidenta, Imelda Daza.
La analista política Marcela Prieto señaló que esto se debe a que la exguerrilla todavía tiene "un gran estigma frente a la opinión pública" y es un aspecto que deberán cambiar con los años.
Para la experta, lo que sucedió con los líderes de la FARC en las calles fue "encontrarse con la realidad".
El posible naufragio electoral que no será
La candidatura de Rodrigo Londoño nunca llegó a posicionarse.
Si nos guiamos por la experiencia colombiana, las encuestas son una herramienta de medición altamente cambiante y muchas veces imprecisa.
Sin embargo, en casi ninguna de ellas durante todos estos meses Timochenko pudo dejar los últimos lugares de entre los posibles candidatos presidenciales.
Por ello, Jorge Restrepo considera que haber desistido de buscar la presidencia evitará que la FARC quede expuesta como un movimiento sin ningún tipo de apoyo en las calles.
"Iban a tener un resultado tremendamente negativo en términos de respaldo popular", señala el analista.
Además, la salida del escenario electoral de una persona considerada controversial como Timochenko puede favorecer a la FARC en su participación en las elecciones legislativas de este domingo, según la investigadora de la Universidad de Cornell Lourdes Casanova.
"El retiro de la carrera presidencial de Rodrigo Londoño puede representar una buena noticia para la propia FARC. Él es una figura controversial de larga data y con él fuera de escena persisten las expectativas de que el partido obtenga mayor representación en el Congreso", señaló la analista a BBC Mundo.
No es el fin
No ha pasado ni un año y medio desde la firma definitiva del acuerdo de paz y el desarme de las FARC.
Dentro de ese proceso se estableció que las FARC, ya convertida en partido político, tendrá presencia en el Congreso durante este periodo constitucional y el próximo sin importar lo que suceda en las elecciones legislativas de este domingo.
La exguerrilla contará con cinco senadores y cinco representantes en el Congreso, entre ellos algunos de sus excomandantes más conocidos desde este año hasta 2022 y podrá renovar esa presencia automáticamente por cuatro años más.
Así se garantizó que el movimiento político no desaparezca en sus primeras experiencias electorales.
Para Restrepo, después este intento abortado por llegar a la presidencia, ahora a la FARC le queda probarse en el Congreso.
"Eso lo definirá su agenda de control político e iniciativas legislativas".
El experto añade que 10 curules no es una cifra para nada despreciable en un Poder Legislativo con presencia de varios partidos de distintos matices ideológicos.
La analista Marcela Prieto sostiene, además, que este choque con la realidad que tuvo el naciente partido político en su primera incursión electoral puede ser una oportunidad.
"Si cambian de estrategia será bueno para ellos. En el Congreso pueden ir ganando apoyo, generar alianzas y crecer políticamente", señala la experta.
Prieto añade que ahora los líderes de la FARC tienen la posibilidad de pensar y considerar qué pasó.
"Podía ser un fracaso, pero no alcanzó a serlo", concluye.